jueves, 1 de mayo de 2008

Anábasis de Alejandro Magno. I Parte

Filipo II


Hoy es juves 1 de mayo y lo prometido es deuda. Así que aquí tenéis el primer fragmento de mi práctica sobre la Anábasis de Alejandro Magno, por Arriano. He vuelto a revisar el trabajo para que esté lo más completo posible. Las aclaraciones que figuran al final son también de elaboración propia. Que disfrutéis...


Anábais de Alejandro Magno

LIBRO I

Según se dice, Filipo II, Rey de Macedonia, murió siendo arconte en Atenas Pitodelo. A su muerte le sucedió su hijo, Alejandro, que por entonces contaba con unos 20 años de edad. Alejandro se presentó con su ejército en el Peloponeso y exigió a los griegos que allí vivían el mismo caudillaje que otrora otorgaran a su padre. De este modo, el hijo de Filipo resultó elegido como sucesor de su padre gracias al acuerdo de todos los griegos, excepto de los lacedemonios[1], que argumentaron que ellos no tenían por costumbre servir a nadie sino más bien ser ellos los caudillos de otros.

Por su parte, Atenas intentó sublevarse también contra Alejandro
[2], pero sus ciudadanos sintieron miedo ante la primera incursión de éste contra sus tierras, por lo que se echaron para atrás.

Tras el episodio con los atenienses, Alejandro marchó a Macedonia, desde donde preparó ya la expedición contra Asia. Pero antes quiso asegurarse de someter bajo su control a todos los pueblos aledaños, pues le parecía muy peligroso iniciar una expedición tan lejos de casa dejando cabos sueltos en torno a ella.

Con esta idea marchó Alejandro hacia Tracia, concretamente contra los tribanos e ilirios, de quienes pensaba que intentaban una sedición. Tras someter a éstos, actuó de igual manera con los getas y los taulancios, dos de los pueblos más belicosos de la tierra.

Tras esto, Alejandro supo que Tebas se había rebelado contra él. De modo que el caudillo macedonio, tras ser muy paciente con ellos, los venció y los castigó a todos, mujeres y niños incluidos
[3]. Vendió a los supervivientes como esclavos y sólo se apiadó de aquellos quienes le habían sido fieles, como el poeta Píndaro y su familia. Así mismo, reconstruyó las ciudades de Orcómeno y Platea, pues habían sido siempre simpatizantes de la causa macedonia, pero combatieron contra Alejandro obligados por los tebanos.

Pronto el castigo que sufrieron los tebanos por haberse rebelado se hizo eco en toda Grecia. Los arcadios acudieron en ayuda de los tebanos, no así los eleos, que acogieron a los exiliados macedonios, pues tenían buenas relaciones con Alejandro.

Por otra parte, los etolios suplicaron perdón, ya que también se habían rebelado.

Los atenienses, aliados de Alejandro, estaban celebrando por aquellos días los Grandes Misterios. Aún así, al enterarse de lo sucedido en Tebas, presentaron una legación ante Alejandro formada por hombres fieles a él y el macedonio los recibió de forma igualmente amistosa. Sin embargo, Alejandro acusó a una serie de atenienses, como Demóstenes, célebre por sus filípicas
[4], Licurgo, Hipérides, Cares, Efialtes, Mérodes y otros tantos, de ser en parte culpables de la derrota de su pueblo en Queronea y de ser autores de las recientes ofensas contra su padre, Filipo, y contra él mismo. Así mismo, los acusó también de tener su parte de responsabilidad en la sublevación de Tebas.


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[1] Lacedemonios era como se les llamaba verdaderamente a los espartanos.
[2] Alejandro es Alejandro III según el cómputo de los reyes de Macedonia.
[3] No era éste un comportamiento habitual en Alejandro. Al contrario, pues siempre fue muy indulgente con sus enemigos. Así, por ejemplo, acabó perdonando a Demóstenes y no realizó ninguna acción en su contra.
[4] Filípicas: en ese caso, eran discursos en contra de Filipo, padre de Alejandro.


La próxima entrega será publicada el viernes 9 de mayo. No obstante, la maquinaria no se para hasta entonces, seguiré escribiendo artículos antes de la fecha.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tres intiresno, gracias