lunes, 25 de octubre de 2010

Un día en Central Park

Olvidaos de todo lo que hayáis visto, porque no se parece en nada. Central Park es un enorme bosque dentro de una ciudad aún más grande que la que os podáis imaginar. Supongo que todo el mundo habrá oído hablar alguna vez de este lugar, en alguna película o quizás en alguna serie. Quien sea forofo de Friends recordará que el bar en el que se reunían Rachel, Joey y toda la peña se llamaba Central Perk, en honor al célebre parque neoyorkino.

Nos pasamos horas caminando por allí. Puedes caminar, puedes alquilar una barca y dar paseos por el enorme lago que hay en medio del parque, el Reservoir Lake. Puedes subir al punto más alto del lugar: unas escaleras que terminan en un pequeño castillo de la primera mitad del siglo XIX. El castillo no me pareció gran cosa, pero las vistas son magníficas.

Central Park es un lugar magnífico si te apetece pasar un día relajado, si te quieres perder... tiene varias cosas curiosas, si eres observador (y si no lo eres, también) acabarás tropezándote con algunas de los cientos de ardillas que como esta pululan por ahí.


Otra cosa que me llamó la atención es que hay muchos bancos a lo largo del parque que están dedicados. Sí, con una placa en honor a alguien. Se supone que aquí tú puedes pagar una cantidad determinada a la entidad que gestiona el parque (que supongo será el Ayuntamiento de Nueva York) y perdirles que coloquen una placa en honor a quien tú quieras.

Luego también hay chavales jugando al béisbol, al baloncesto... En fin, lo normal. Pero lo que más te vas a encontrar por el parque es gente corriendo. A lo largo del día te puedes cruzar con cientos de ellos, de todo tipo. A veces van en grupo, otras veces solos.

De pronto me entró hambre. Así que le dije a Gus (nuestro amigo yanki) que quería comer algo, si fuera posible.

- Por supuesto, ¿qué quieres?

- Me gustaría comer algo que fuese típico de Nueva York.

- ¿Pizza?

- Pero la pizza es típica en todo el mundo. Yo quiero algo que sólo sea popular aquí, comida neoyorkina tradicional.

- ¿Hamburguesa?

- Pero la hamburguesa también es... Bueno, no importa.

Y es que ahí está el asunto. Los yankis no tienen una cosa que puedan llamar "cultura gastronómica estadounidense". Y apenas tienen algo a lo que puedan llamar "cultura". Si os paráis a pensar, Estados Unidos es uno de los pocos países, sino el único, que todavía no cuenta con un Ministerio o una Secretaría de Estado de Cultura. ¿No os resulta curioso?

Bueno, al final acabamos comiendo cada uno un hot-dog, que no es otra cosa que un perrito caliente, es decir, un bocata de pan blando con salchicha, ketchup y mostaza. Bueno, el tipo, en un alarde de creatividad, le puso además un poco de cebolla.

Y después de Central Park fuimos a... ¡Broadway!

Broadway, dicho friamente, no es más que una sucesión ininterrumpida de grandísimos carteles luminosos; pero es impresionante, y eso que sólo lo recorrimos en coche. Todos los lugares te incitan a entrar, a imaginar, a vivir... Te deja K.O. por un instante.


Para terminar el día, nuestros amigos nos invitaron a cenar a un restaurante chino. Es cierto eso que dicen de que la comida china es muy distinta dependiendo del país en el que estés, pues está adaptada a los gustos de las gentes de cada lugar. Así, la comida china yanki es mucho más abundante, más condimentada. Estaba riquísima. Sólo tuvo una pega: el arroz, que no sabía si comérmelo o usarlo como balón de fútbol. Aunque también podría haberlo cortado en cachitos y jugar al tetris. En realidad era un arroz con muchas ventajas, era un arroz multifunción.

Se me olvidó contaos una conversación que tuve con Gus y Cohava esa mañana en el desayuno. Hablábamos de nuevo de la sanidad, la educación, etc. ¿os acordáis de cómo Cohava me contó que aquí la educación es carísima, que si tenías tres hijos sólo podías pensar en enviar uno o ninguno a la Universidad? Le pregunté a Gus cómo era eso posible, le dije, como ya había mencionado antes, que, en España, el Estado corre con la mayoría de los gastos de la Universidad pública y que los estudiantes sólo hemos de pagar una relativamente pequeña parte (y eso si además no te conceden una beca).

Por lo que creí entender, y según la idea que yo me formé, en Estados Unidos impera el siguiente sistema: si quieres algo, cúrratelo tú mismo; si trabajas, serás recompensado, pero aquí nadie va a regalarte nada. Es decir, do it yourself, háztelo tú mismo.

Margaret Tatcher decía que los Estados de Bienestar europeos sólo crean ciudadanos vagos. Es decir, hay gente que, como sabe que el Estado le cubre las necesidades básicas (atención sanitaria, educación, subsistencia...), se dedica a vivir del cuento.

Fue así como en los años 80 dio comienzo, sobre todo en Gran Bretaña y en Estados Unidos con Reagan, la oleada de políticas neoliberales de privatización o semiprivatización de los servicios públicos del Estado de Bienestar.

Y no creo que nosotros debiéramos permitir que esto pase en España o Europa, porque es cierto que hay personas que sólo se dedican a vivir del Estado, pero también es cierto que son una ínfima minoría. Y no deberíamos dejar que la gente honrada y trabajadora pagase la culpa de unos pocos.

¿A vosotros qué os parece? ¿Qué opinais?

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