sábado, 7 de junio de 2008

Anábasis de Alejandro Magno. II Parte

Aquiles y Patroclo, según una cerámica griega


Anábasis de Alejandro Magno


LIBRO I


Por razones que algunos ya conocéis o ya habreís intuido, como el nacimiento de mi querido sobri y algunas otras cosas más, me ha sido imposible publicar otra entrega de la Anábasis de Alejandro Magno en la fecha que tenía prevista y que os dije unos artículos más abajo.

Pero la espera ha terminado. Aquí tenéis la segunda entrega de mi práctica sobre esta obra de Arriano. Con anotaciones propias al pié, como siempre.



Sigue desde: [...] los acusó también de tener su parte de responsabilidad en la sublevación de Tebas. No obstante, Alejandro, siempre haciendo gala de su carácter compasivo, los perdonó. Pues no era propio de Alejandro ser rencoroso con sus enemigos. Aunque no siempre actuó de tal forma.

Tras este episodio, regresó Alejandro a Macedonia y realizó un sacrifico a Zeus Olímpico. Se divulgó por entonces que la estatua del héroe Orfeo sudaba incesantemente. De esto le dijeron los poetas, entre ellos Telmiso, que no tenía por qué preocuparse, que ello era un buen presagio.

Al comienzo de la primavera se dirigió Alejandro al Helesponto dejando a Antípatro encargado de los asuntos de Macedonia y Grecia. Inició su andadura por el Helesponto camino a Persia, a la cabeza de todo el gran ejército formado con sus Compañeros
[1]. Utilizó no menos de 160 trirremes y otro número considerable de cargueros. En medio de la travesía hizo un alto para degollar un toro en honor a Poseidón, dios de los mares, y vertió una libación al mar con una copa de plata en honor a las nereidas, hijas de Poseidón. Tras esto levantó altares para honrar a Zeus, protector de quienes arriban a nuevas tierras, y de igual manera actuó para con la diosa Palas Atenea.

Llegado ya a las costas de Asia, Alejandro fue el primero en desembarcar, para realizar un sacrificio en honor a Príamo
[2].

Fue Alejandro hasta Ilión
[3]. Visita obligada, pues Aquiles[4] era uno de sus héroes más admirados. Así, Alejandro y su gran amigo Hefestión realizaron una ofrenda a Aquiles y Patroclo respectivamente.

Tras Ilión, llegó Alejandro hasta Arisbe, tierra dominada por los persas. Después arribó a Hermoto y luego a la ciudad de Príamo, que le fue fácilmente entregada por sus propios habitantes.

A los persas les llegó la información de que Alejandro ya había cruzado el Helesponto junto con sus tropas. Menmón el rodio, que estaba de parte de los persas, les aconsejaba no enfrentarse a los macedonios, puesto que eran superiores a ellos, sobre todo en infantería. De modo que sugirió a Darío y a sus hombres huir de la zona y quemaran los campos para que los macedonios no pudieran abastecerse a su llegada. Sin embargo, no gustó nada la propuesta de Menmón y muchos empezaron a sospechar de su fidelidad hacia los persas.

Mientras tanto, Alejandro avanzaba ya hacia el río Gránico. Ordenó a dos de sus vigías que se adelantaran para ver cómo estaba la situación en la orilla opuesta.

Parmenión, el hombre de más confianza de Alejandro junto con Hefestión, aconsejó a este que no atacara directamente a los persas, puesto que a éstos les sería muy fácil derrotarlos según fueran saliendo del río. Aún así, Alejandro hizo caso omiso de las indicaciones de su amigo, de modo que no sólo lo atravesó, sino que derrotó al ejército persa que se encontraba al otro lado.

Alejandro fue clemente con los enemigos derrotados. Visitó a los enfermos y los permitió narrar sus batallas. Aunque a una pequeña porción de ellos los envió encadenados a trabajar como esclavos a Macedonia. Perdonó también Alejandro a los mercenarios griegos que habían luchado contra él en el bando persa.



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[1] Alejandro consideraba a su Ejército como sus Compañeros. Y de tal forma se dirigía a ellos.
[2] Según la mitología griega, Príamo fue Rey de Ilión cuando estalló la Guerra de Troya. Fue el único hijo de Laomedonte y de la ninfa Estrimón, hija a su vez de Escamandro.
[3]Ilión, también llamada Troya.
[4] En la mitología griega, Aquiles nieto de Éaco (en griego antiguo Ἀχιλλεύς Αἰακίδης, Akhilleus Aiakidês, también transliterado como Aquileo) fue un héroe de la Guerra de Troya, y el principal protagonista y más grande guerrero de La Ilíada de Homero, que trata no de la guerra en su totalidad sino específicamente de la ira de Aquiles, en la célebre obra homérica Aquiles suele ser calificado como el de los pies ligeros ya que se le consideraba el más veloz de los hombres.
Leyendas posteriores (empezando por un poema de
Estacio del siglo I) afirman que Aquiles era invulnerable en todo su cuerpo salvo en su talón. Estas leyendas sostienen que Aquiles murió en batalla al ser alcanzado por una flecha en el talón, de donde la expresión «talón de Aquiles» ha llegado hasta nuestros días a aludir a la debilidad de una persona.
Aquiles también es famoso por ser el más “hermoso” de los héroes reunidos en Troya, así como el más rápido. En su mito es crucial su relación con
Patroclo, descrita en fuentes diferentes como profunda amistad o amor.
La relación entre Aquiles y Patroclo guarda muchos paralelismos con la que sostienen Hesfestión y el propio Alejandro.



La próxima entrega será publicada el sábado, 14 de junio de 2008. Aunque antes de la fecha procuraré seguir escribiendo, si tengo tiempo.


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