miércoles, 30 de septiembre de 2009

Delirios de mis noches tristes

Esperando unas palabras de su amada que nunca llegaron, el joven se sumió en una profunda tristeza que acabó por consumirlo hasta hacerle perder la poca cordura que todavía le quedaba. Terminó sus días en la cama, leyendo las cartas a la luz de un candil y recordando un pasado en el que fue feliz, hasta que su vida se apagó en una fría y lúgubre madrugada de invierno...