domingo, 3 de enero de 2010

Decálogo para el nuevo año


¡¡¡FELIZ AÑO A TODOS!!!

No he publicado nada desde noviembre, y eso es algo que no me puedo perdonar. Es una lástima, porque siempre se me ocurren cosas sobre las que escribir, cosas que contar, algo que decir... En mi cabeza me salen textos bien hilvanados, alegatos geniales... Cuando estoy en la cama por las noches, "chupando techo", como se suele decir, me vienen a la cabeza tantas cosas sobre las que puedo hablar... Pero, simplemente, a la hora de trasladar las ideas al ordenador y darles forma, a veces se me van las ganas. No sé por qué.

Envidio a esos blogueros que logran mantenerse escribiendo un artículo al día, que los hay, y muy buenos; o a los (grandes) periodistas con miles y miles de lectores que son capaces de escribir no sé cuántas columnas de opinión semanales. Todos ellos capaces de crear textos de la nada con tan aparente y asombrosa facilidad. Yo no sé si sería capaz de hacerlo o no, desde luego por falta de ideas no será, pero la mitad de las veces que lo intento la pereza termina por vencerme.

Escribo estas líneas mientras escucho a Lisa Ekdahl y su Give me that slow knowing smile. Magnífica.

Por todo esto que acabo de contaros, he decidido hacer mi propia lista de propósitos para el nuevo año.

Ahí van:

1- Escribir con más regularidad. Había pensado en un artículo a la semana, pero quizás eso sea exigirme demasiado... En definitiva escribir, tanto si lo publico como sino. Escribir, escribir, escribir. Escribir y pensar. Imaginar y escribir. Inventar y escribir. Escribir sin parar.

2- Cuidar a mis amigos y a mi gente, que son lo mejor que tengo.

3- Seguir leyendo tanto como siempre, ¡O más!

4- Estudiar más, como mínimo una horita y pico al día. Dicen que dos horitas es lo ideal, así que yo casi llego.

5- Dejar de seguir viendo el Telediario de Antena 3 del mediodía sólo porque antes vayan Los Simpson.

6- Pasar a cuarto de carrera sin la Puñetera Prehistoria a cuestas. Al menos ya me he librado de Teresa Orozco. Por lo menos eso es un paso.

7- No ser tan asquerosamente vago e ir al gimnasio cuatro veces a la semana, que para eso lo pago.

8- Que los "ya voy" que le contesto a mi padre cada vez que me pide algo se conviertan en acciones prontas y reales. No esperar a que me digan lo que tengo que hacer. (Aquí seguro que mi padre se está partiendo la caja mientras lo lee).

9- Pasar menos horas en el messenger y dejar de perder el tiempo poniendo a parir a ¡tOdA lA pEñA Ke EsKriBe Asi! Este propósito lo podríamos ampliar a todos los que, además, les meten unas patadas increíbles al Diccionario de la RAE y también a los que escriben frases superingeniosasosea sin tener ni puta idea de lo que quieren decir en realidad. O, ya puestos, a todos los que hacen esas tres cosas a la vez, que los hay y muchos.

10- Que, esta vez sí, los propósitos no se queden sólo en propósitos.


Notas: El orden de los propósitos es aleatorio, no tiene nada que ver con su importancia. Los propósitos cuarto y octavo tienen un corolario común: No dejarlo todo para el último momento, como hago (casi) siempre...

Sí, ya sé que me quedan muchos propósitos por cumplir, pero hay que dejar alguno, que sino no me quedarán para el año que viene...

La cuestión es: ¿lo conseguiré? ¿no lo conseguiré? Se admiten apuestas...

Y, ya que estamos, ¡Feliz 2027 para todos también!


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